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El Propósito de la Creación ha sido el foco de todos los procesos de pensamiento humano y es una de las cuestiones filosóficas básicas desde tiempos inmemoriales.
El producto natural de la inteligencia humana después de ver signos de creación es deducir que lo que fue diseñado necesariamente se hizo con la presencia de un diseñador. También se hace necesario que los seres humanos conozcan el propósito de su existencia y de esta vida y que hagan lo que finalmente es requerido por el Creador.
Sin embargo, siempre ha existido un pequeño número de personas que atribuyen la creación de este intrincado universo y forma de vida compleja al mero azar.
Y para los que se hacen esa pregunta; Es por eso que Dios creó al hombre y la respuesta está incrustada en los signos, los océanos y los ríos, el vasto espacio infinito, la arena y las estrellas. Sin embargo, debido a las limitaciones del pensamiento humano no pueden comprender completamente el propósito de la creación.
Los seres humanos no pueden producir toda la verdad en este sentido. ¿Cómo pueden los seres humanos deducir intelectualmente la existencia, cuando apenas pueden entender la facultad plena en su cerebro o cómo funciona la mente?
Esta es la razón por la cual las Escrituras Divinas sirven como propósito de responder a aquellas preguntas que los seres humanos no pueden imaginar solamente en el intelecto. Necesitan la Guía Divina, y para llevar el mensaje divino, los Profetas fueron enviados para explicar el propósito de la creación.
Sin embargo, las Escrituras Judeo-Cristianas carecen de coherencia y dejan el lado honesto de la verdad en la oscuridad. Tampoco responden a las preguntas vitales relativas a la creación de la humanidad. El estilo es predominantemente simbólico y no indica las cosas en términos claros.
El concepto cristiano de la encarnación de Dios es la de un hombre que debe sufrir y morir y como tal es la única solución para borrar los pecados de la humanidad,este concepto esta distorsionado y lo hacen ver como “justicia suprema”. Esto culmina en la aceptación de Jesucristo como ‘Señor Dios’ y su ‘sacrificio divino’ como el único camino hacia la salvación.
Las religiones no-abrahámicas se adhieren a una visión panteísta de Dios, es decir, todo es Dios o son politeístas, es decir, la existencia de muchos Dioses o encarnaciones de Dios. Promueven la supremacía de un molde sobre el otro y enseñan ascetismo también. Estas escrituras también, parecen ser ambiguas sobre el propósito de la creación.
Dios no es el autor de la confusión, ni desea la dificultad para la humanidad. Por lo tanto, cuando reveló su mensaje final, se aseguró de que este fuese preservado para siempre. En esa escritura final, el Corán, Dios reveló Su propósito para crear a la humanidad y, a través de Su último Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) Él aclaró el propósito de la creación.